St. Barts puede ser una isla pequeña, pero es maravillosa, llena de vida y gente increíble, vistas impresionantes y un futuro prometedor. Cuidarla y ayudarla a florecer es nuestra pasión y nuestra responsabilidad, que nos tomamos muy en serio. Ya sea como patrocinador o participante, estamos profundamente involucrados en la vida local de la comunidad.

El Caribe, una joya encantadora bañada por las azules aguas del mar Caribe, desvela mucho más que un soleado destino de vacaciones. Encarna el crisol de una cultura de incomparable riqueza, resultado de la fusión dinámica de herencias indígenas, africanas, europeas y asiáticas. En el corazón de esta vibrante vida caribeña, la música y la danza marcan el ritmo de los días y las noches, transportando embriagadores sonidos de zouk, reggae, calypso y soca. La cocina caribeña, una sutil mezcla de especias locales e ingredientes frescos como exquisitos pescados, frutas tropicales y tubérculos, despierta los sentidos con platos emblemáticos como el pollo ahumado, los buñuelos crujientes de bacalao y el arroz con judías negras. La artesanía tradicional, reflejo del alma caribeña, deslumbra por su finura, desde la delicada cestería hasta las elaboradas tallas de madera, pasando por la joyería de conchas.

¿Sabía que en St. Barth, en el corazón de la encantadora bahía de Corossol, aún persisten las embarcaciones tradicionales, conocidas como "doris", y las trampas para langostas, a la espera de ser lanzadas al agua? El tejido de la paja, tradición de la artesanía local, se perpetúa en este pueblo, donde también se fabrican sombreros y otros accesorios y adornos de mimbre con hojas secas de palma latan. Estas mismas hojas tejidas se han reproducido en Le Barthélemy, adornando las paredes de nuestras magníficas suites.